jueves, 17 de diciembre de 2009

LA SANIDAD DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Debido a la gran dimensión de los ejércitos movilizados durante el conflicto y las cuantiosas bajas que se producian, los servicios médicos militares tuvieron que afrontar problemas sin precedentes. Había que evacuar a los heridos de las líneas de fuego al anochecer o utilizando las técnicas de las "barreras de fuego" (grupos de arriesgados camilleros que salían en busca de heridos bajo un fuego de protección).



Los oficiales médicos prestaban primeros auxilios en refugios improvisados, a la par, se iban inventando nuevos sistemas de evacuación cada vez más especializados hacia zonas más alejadas de los frentes.

En el frente occidental, las ambulancias motorizadas fueron abriendose paso entre aquellas tiradas por caballos, además, dichas ambulancias fueron agrupandose en cuerpos de ambulancias militares.

Los británicos, por otra parte crearon los llamados dispensarios, consistentes en hospitales móviles, situados a unos pocos kilómetros del frente, fuera del radio de acción de la artillería ligera (no de la pesada) y en los cuales los equipos quirúrgicos se iban relevando en unas salas de operaciones que podían albergar hasta 4 o 5 operaciones simultáneas. En ellos se atendían tanto a aquellos que necesitaban cirugía inmediata como a los que estaban demasiado graves para poder moverse.

La medicina militar del momento descubrió que había un mundo nuevo de heridas, enfermedades e infecciones hasta entonces desconocidas o poco documentadas. Más allá de las cotidianas amputaciones y extracciones de proyectiles y/o metralla, los cirujanos se encontraban con que las granadas arrancaban el hueso y los músculos dejándo al aire heridas imposibles de cerrarse, por lo que la campiña francesa, repleta de organismos microscópicos, provocaba la gangrena gaseosa y el tétanos.

También encontraron los cirujanos situaciones nuevas como el shock quirúrgico, el "pie de trinchera" (putrefacción del pie por efecto de una humedad continua y fría),irritaciones oculares y/o de garganta severas por gases bélicos, quemaduras cutáneas crónicas, por no hablar de la "neurosis de guerra" que producía ataques de histeria en los soldados, desorientación, paralisis, desobediencia a las órdenes etc...

Los piojos campaban a sus anchas, descubriendose además que eran portadores de fiebres tifoideas que pasaron a llamarse durante un tiempo "fiebre de las trincheras".

Pero, las necesidades de la guerra y la experiencia de la misma estimularon notables adelantos médicos. Por ejemplo, se descubrió la importancia de mantener irrigadas continuamente las heridas, se realizaron trasfusiones de sangre en medio de la batalla en algunos casos con sangre almacenada y no con la de donantes inmediatos, en los dispensarios se instalaron aparatos de RX para localizar metralla y balas etc...

Todo ello nos lleva a una relexión polémica: ¿cuánto ha avanzado la ciencia (no solo la sanitaria) gracias a los grandes acontecimientos bélicos de nuestra Humanidad?¿nos compensa haber avanzado a través de semejantes sendas?. Los doctores nazis de los campos de exterminio del Tercer Reich nos contestarían que "mucho" y "si" a las citadas cuestiones. Pero sus respuestas quedan para un próximo y polémico post.

4 comentarios:

  1. Muy interesante post. La verdad es que la línea que has cogido de tratar temas por lo general marginados me parece de lo más interesante.
    Siempre recordaré el Alcazar de Toledo por el lugar donde los médicos se veían obligados a realizar operaciones y amputaciones. Terrible.
    A la cuestión que planteas al final del post le viene como nada el refrán: "no hay mal que por bien no venga". Aunque, sinceramente, dudo que mereciera la pena...

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  2. Buen artículo. Me ha gustado especialmente lo de "pie de trinchera". Es curioso que la mayoría de inventos del siglo XX y XXI hayan sido primero investigados para la guerra y después se le hayan buscado otras utilidades, como la fotografía aérea.

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  3. Pues sí, la verdad, la voluntad de matar produce en el cerebro humano un toque de inspiración que se produce muchas menos veces con la voluntad de amar o hacer el bien.
    A mí, me produce escalofríos solo el ejercicio de intentar imaginar lo que era vivir en una trinchera durante 4 años y si conseguías llegar a tantos.

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  4. Hola somos de un colegio de Barcelona, en historia estamos haciendo un trabajo sobre la Primera Guerra Mundial. Gracias a tu blog hemos extraído una gran parte de la información necesaria. Nos preguntábamos si estarías dispuesto a responder unas preguntas por correo

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